CANTINERA

Cantinera

Hasta la antigua taberna,
viajó con el pensamiento,
reavivando en su memoria,
aquella tarde de invierno,
en que su historia de amor,
acabó, sin dar comienzo.

Buscó el mismo rincón.
Fiel, allí, estaba su mesa,
donde nació, en otro tiempo,
su amor por la tabernera,
a la que escribió mil versos,
aún presos, en su libreta.

Nunca, declaró el poeta,
a la dulce cantinera,
sus sentimientos por ella.
Tampoco ella le contó,
que pasó noches enteras,
soñando que era su amor.

Como ave migratoria,
la cantinera voló.
Se quedó solo el poeta,
viviendo con el recuerdo,
de su amor por la mujer,
que fue musa, sin saberlo.

A esa musa de sus versos,
y de sus noches en vela,
querría el poeta decirle,
gritando, hasta que le oyera:
¡¡Cantinera, aún te quiero!!
¡¡Aún te quiero, Cantinera!!