NO, GRACIAS

No, gracias

Riiiiing. Riiiiing. Sí, dígame…. Sí, le escucho Lamentable Pasado. Dígame… ¿Cómo? ¿Qué le está rondando por la cabeza hacer un curso, para reciclarse y poder ser todo un Presente Indigno? ¿Y me pide que le aconseje? Mire, como bien sabe, usted y yo no hacemos buenas migas, pero ya que me lo pide le aconsejaré. Para empezar le diré, Lamentable Pasado, que el tiempo actual, este que estamos viviendo, no es fácil para que usted se reincorpore. ¿Por qué? Pues, muy sencillo. Ese puesto ya está cubierto. El actual Presente Indigno, se basta y se sobra para fastidiarnos a todos. O sea, que con él ya tenemos bastante. Por cierto, me parece que el actual Presente Indigno, es descendiente de usted. Si estudia con detenimiento su árbol genealógico, comprobará que hay una relación entre usted, Lamentable Pasado, y el Presente Indigno. Creo, con toda honestidad, que lo mejor que usted puede hacer, Lamentable Pasado, es quedarse donde está y dejar que nos vayamos olvidando de usted. Porque lo que más deseamos, los que tenemos memoria, Lamentable Pasado, es que usted descanse en paz. Para que se dé cuenta de que no le necesitamos, y que tenemos bastante con el Presente Indigno, le voy a dar unas pinceladas del cuadro que tenemos en la actualidad. Para empezar, le diré que según estudios realizados, -por los que se ha pagado un buen dinero- confirman que, aunque están en peligro de extinción, todavía se puede encontrar algún político honesto. ¿Cómo dice? Sí, ya sé que en su tiempo estaban totalmente extinguidos, pero aquí, después de su época, llegó la democracia y trajo consigo algo de vergüenza. Aunque no la conocíamos, la recibimos con ilusión. Aunque si le soy sincero, aquella vergüenza debió ser de mala calidad, porque con el Presente Indigno, se ha echado a perder muy pronto y cada vez hay menos. Tan poca hay, que la gran mayoría de políticos, se han acostumbrado a vivir sin ella. Tanto, es así, que ya es habitual que se les conozca como “sin vergüenzas”. Por otra parte, el Presente Indigno, ha permitido que la burbuja explote. Me estoy refiriendo a la burbuja inmobiliaria. Ah, ¿que no sabe qué es eso? Bueno, pues… ¿Cómo se lo explicaría yo? Mire mejor será que le pregunte directamente al Presente Indigno, él sabrá explicarle con todo lujo de detalle, al fin y al cabo es cosa suya. A modo de resumen, le diré que la explosión de la burbuja nos ha dejado: Bancos arruinados (tranquilo, tranquilo, Lamentable Pasado, no se ponga usted nervioso, he dicho bancos arruinados, no banqueros). También ha dejado constructores con miles de pisos sin vender. A mi cuñado, a mi vecino el pelirrojo, y a mí mismo, nos ha hecho formar parte de esos cinco millones de parados que hay actualmente en este País. Como no tenemos trabajo, no podemos devolver, al banco, el dinero que nos prestó y nos embarga el piso, o sea, que nos quitan la vivienda, pero eso sí, seguiremos pagando como si la tuviéramos, y todo gracias al Presente Indigno. Así que, Lamentable Pasado, como puede ver, lo tiene usted muy crudo para hacerse un sitio en la época actual. Sobre todo ahora que el actual Presente Indigno ha bautizado a este País y le ha dado su apellido. De forma que ahora es un País Indigno. Este País, antes, tenía alegría en las calles, vida en los comercios y las grúas trabajaban sin descanso en las construcciones de edificios. Ahora, gracias también al Presente Indigno, las calles están muy tristes, los comercios están vacíos, sin gente (en aquellos que, haciendo un gran esfuerzo, siguen abiertos claro está) y las únicas grúas que quiebran el horizonte, son… las que están en quiebra y sin horizonte. Hasta ahora sabíamos lo que valía un peine, hoy, el Presente Indigno, nos está tomando el pelo de tal manera, que no sabemos si al final ni siquiera necesitaremos peine. Además, nos está dejando la Enseñanza pública de pena y la Salud pública… también. En recortes del bienestar social, el Presente Indigno, no tiene nada que envidiarle a usted, en su época. Es más, a este paso, creo que lo superará. Como puede ver, Lamentable Pasado, no le echamos de menos, para nada. Por cierto ¿le he dicho, que parece ser, que el yerno del rey es un elemento de cuidado?… Sí, ese también, pero me refiero al otro, al formal. En fin, quédese donde está y sin hacer mucho ruido, que bastante ruido tenemos ya. Y eso que no le he hablado, Lamentable Pasado, de lo de Marbella, ni del Palau de la Música, ni de Polideportivos sobrevalorados, ni de Trajes, ni de Eres, ni de Aeropuertos sin aviones, ni de Aves sin pasajeros, ni de corrupciones a porrillo, ni de... Lo dicho, quédese donde está, Lamentable Pasado, que usted ya tuvo su tiempo. No se recicle que para Presente Indigno, nos basta y nos sobra con el que tenemos. Que descanse usted en paz.