Mejores
¿Estamos
influenciados por grandes las marcas? Seguro que sí. ¿Cuántas veces hemos
dicho, o hemos oído? “Esta marca es la mejor”. Me atrevería a decir que en un
noventa y nueve por ciento de veces, esa marca, que para nosotros es la mejor,
es una marca que conocemos gracias a la publicidad, con que, el departamento de
marketing de la empresa que la fabrica, nos ha bombardeado a través de los
diferentes medios, como la prensa, la televisión, en vallas publicitarias, etc.
Santiago
Calatrava es muy buen arquitecto, no hay más que ver sus trabajos,
L’Atmosfèric, en la Ciudad de las Ciencias de Valencia, el Auditorio de
Tenerife o la Estación, Gare de Oriente, de Lisboa, entre otros. Pero… ¿Es
el mejor de todos los arquitectos? ¿O su nombre nos suena más que el de otros?
Otro ejemplo. Si hay un cocinero reconocido en, prácticamente, todo el mundo,
por su capacidad innovadora y creativa, a la hora de preparar sus,
aproximadamente mil setecientos platos, ese es sin lugar a dudas, Ferrán Adriá.
Pero… ¿Es el mejor cocinero del mundo? ¿O es el más mediático, de entre todos
sus colegas? La misma pregunta nos la podemos hacer con respecto a actores,
médicos, deportistas, músicos, etc.
Quiero
decir con esto que, desde mi punto de vista, damos el título de “mejor que
otros” de una manera un tanto ligera. Apostaría que, si después de decir “Esta
marca es la mejor”, pidiéramos, o nos pidiéramos a nosotros mismos, nombrar
cinco marcas similares con las que poder comparar, la gran mayoría no
estaríamos en condiciones de dar los nombres de cinco marcas similares. Lo
mismo ocurriría con los buenos arquitectos, los grandes cocineros, o cualquiera
de los profesionales que con solo nombrarlos, los imaginamos como los mejores
en los suyo. Pero, igual que con las marcas, si nos hiciéramos la misma
pregunta ¿sabríamos contestar dando nombres de cinco arquitectos similares, o
cinco médicos parecidos, o cinco cocineros con el mismo estilo, con los que
comparar a esos que damos el rango de “mejores”? Me temo que, la gran
mayoría, no estaríamos preparados para dar cinco nombres. No pretendo, con
esto, decir que las primerísimas marcas no lo sean, ni quiero quitar los
meritos, más que merecidos, a los grandes de la arquitectura, de la cocina, de
la medicina, del deporte, de la música y de tantas y tantas profesiones. Lo que
pretendo decir, es que es muy posible que haya más de un “Mejor del mundo”,
puede darse la paradoja de que hayan muchos “Mejor que nadie” En algunas
ocasiones deberíamos ampliar más el abanico a la hora de catalogar y sobre todo
hacerlo con conocimiento de causa.
Desde mi
admiración y respeto, por todos los profesionales y artistas que hoy están
considerados como “los mejores”, me permito romper una lanza por esos otros
“Mejores” esos que están ahí, luchando, o creando, o proyectando, o
innovando, desde la segunda fila. Una segunda fila injusta, ya que los
convierte, casi en invisibles, casi en anónimos, pero que ese inconveniente los
convierte en tan “Mejores” como los más “Mejores”. El día en que el segundo de
los buenos, deje de ser el primero de los malos, ese día la sociedad podrá
disfrutar de un amplio abanico de grandes profesionales en todos los campos.
Mientras más “Mejores”, mejor.