MUDITA

Mudita

Despierta mi niña, despierta. Despierta y levántate.
Hay que desmontar tu cama, tu cocinita, y tu armario.
Hoy nos quitan esta casa, según una injusta orden,
que ha traído del juzgado, un despiadado emisario.
Hija tendrás que aprender, a vivir con la injusticia.
La que libera al corrupto. La que nos echa de aquí.
La que impide que sigamos, viviendo en este lugar.
Porque no tengo, mi vida, no tengo con que pagar.
Junta todas tus muñecas. Que ninguna quede atrás.
Tus lápices y tus sueños ponlos, cielo, en la maleta,
y tus cuentos, y tus ropas, y tus alegres momentos,
y el corazón que pintaste, para mí, el día de la madre.
Tu padre tenía razón, cuando a voces me decía:
Te dejo sola, pendón, que no sirves para nada.
Ahí te dejo desgraciada, ahí te quedas con tu cría.
A ver si tienes narices, de que suelte una palabra.
Cuando seas mayor, mi niña, pediré que me perdones.
No soy una buena madre. No he sabido espabilar.
No me merezco tenerte. Solamente se llorar.
Hoy me han quitado la casa. Mañana ¿qué me quitarán?

Mamá… Si no fuera yo mudita. Si escribir supiera ya.
Te mostraría en unas líneas, lo que pienso de verdad.
No quiero, mamá, mi cama, ni mis cuentos, ni mi ropa,
ni siquiera mis muñecas, ni mi cuerda de saltar.
Solo pondré en mi maleta, valor para agradecerte,
los abrazos que me has dado, tus besos y tus cuidados.
Y también pondré memoria. Memoria para no olvidar.
Lo que has luchado en la vida, para poderme cuidar.
Y en el corazón me llevo, el gran deseo de mi vida.
Si alguna vez puedo hablar, antes que nada diré,
que estoy orgullosa de ti, y que se entere mi padre,
que tu eres para mí, sin dudar, toda una Madre.