CARTA DE OBAMA

Carta de Obama

Apreciados compañeros Veti y Ruvén (he distorsionado vuestros nombres para que nadie os reconozca, de forma que nadie sepa que sois Beti y Rubén).
No me complace, en absoluto, (pero me veo obligado a hacerlo) comunicaros que hace unos días recibí una carta, de mi buen amigo Barack Obama, (Baraky para mí) -sí, sí, el presi de EEUU. Nos conocimos un día en un MacDonal de L’Hospitalet. Coincidimos en mesas continuas y, ya se sabe, que si me pasas la mostaza que si pásame tu el kétchup, hasta que le pregunté: ¿Tu eres el Obama, no? Y me contestó que sí, pero me pidió que disimulara, que no le llamara Obama, así que le dije: ¿te importa si te llamo Baraky? para despistar al personal más que nada. El me hizo una señal, que nunca olvidaré, levantando el pulgar al tiempo que me guiñaba un ojo. Eso en americano quiere decir Ok, o sea que sí, que podía llamarle Baraky en vez de Obama. Así que seguí preguntándole: Oye Baraky ¿y tú qué haces en este MacDonal de L’Hospitalet? y acercándose un poco hacia donde yo estaba –yo no pensaba moverme, por muy presi de EEUU que fuera- me dijo: Pues mira, que esta tarde libraba y me he dicho a mí mismo: A que me voy, de incógnito, a comerme una hamburguesa, sin cebolla, -porque la cebolla se me repite- al MacDonal de L’Hospitalet. Y así lo he hecho. He ordenado que preparasen el Boeing 747-200B y seis limusinas -llevo diez normalmente, pero ya te he dicho que he venido de incognito y no quería llamar la atención- he cogido a solo siete equipos de escoltas, total 70 hombres, ya digo, mi intención era pasar desapercibido, y aquí estoy.
Ya veis, compañeros, de qué manera más tonta conocí a Baraky.
Pero a lo que íbamos, en la susodicha carta me hacía llegar su queja y, por supuesto, la del Senado americano, por el extraño comportamiento que habéis tenido, durante vuestra estancia, este pasado verano, en la ciudad de NY, la ciudad de los pisos amontonados. Si… NY (yo escribo NY –que quiere decir New York- porqué al ser dos letras nada más, no pierdo tanto tiempo escribiendo New York, con todas las letras, pienso que con la N y con la Y se sobreentiende que me estoy refiriendo a New York, y además aclaro que es la ciudad de los pisos amontonados, pero lo importante, queridos compañeros, lo que te tiene que quedar bien claro es que al escribir NY me estoy refiriendo a New York, y que lo hago principalmente para no perder un tiempo precioso, al ahorrarme de escribir cinco letras y un espacio, o sea al no escribir “ew-espacio-ork”, que son las letras y el espacio que faltarían para escribir New York, pero con todas sus letras).
Después de este tutorial de “como se puede ahorrar tiempo al escribir” pasemos a lo que realmente nos ocupa, y me preocupa… pasemos al contenido de la carta, que recibí, de Baraky, y que decía, literalmente así:
Apreciado amigo del MacDonal de l’L’Hospitalet (se refiere a mí). Me dirijo a ti (también se refiere a mí) para trasladarte mi más enérgica queja -la mía y la del Senado de los EEUU- (yo escribo EEUU –que quiere decir Estados Unidos- porqué al ser cuatro letras nada más, no pierdo tanto tiempo como escribiendo Estados Unidos, con todas las letras, pienso que con la E, la E, la N y la N, se sobreentiende que me estoy refiriendo a Estados Unidos) por el comportamiento que tus compañeros, Veti y Ruvén, (ahora se refiere a vosotros, os lo aclaro porque como he distorsionado vuestros nombres para que nadie sepa que sois Beti y Rubén, puede ser que ni vosotros mismos os hayáis reconocido. No, no me lo agradezcáis… yo por mis compañeros soy capaz de hacer lo que sea) porque -continua diciendo Baraky, en su carta- según han descubierto, y así consta en los informes que he recibido de los Servicios Secretos, la Veti y el Ruvén, son compañeros tuyos.
El tema es que durante la visita de esos dos individuos, este verano, hemos apreciado algunas situaciones un tanto anómalas, allá por donde la tal Veti y el tal Ruvén (recordar que he distorsionado vuestros nombres para que nadie sepa que sois Beti y Rubén) han ido pasando.
Para que tengas una idea, querido amigo del MacDonal de L’Hospitalet, te las voy a detallar una a una. Y así lo hago a continuación.
Antes de continuar con la lectura de la carta me paré un momento a recapacitar, y me pregunté ¿Cómo todos unos Servicios Secretos de los Estados Unidos, donde todo es información de primera, puede hablar de “esos dos individuos” cuando uno de los dos es “una individua”… En fin, si ellos lo dicen, ellos sabrán…
Yo, compañeros, continué con la lectura de la carta.
Al parecer –siempre según los Servicios Secretos- tus “amiguitos” (al leer “amiguitos” entrecomillado, confieso que me indigné, porque debería haber puesto tus “compañeritos” ya que, aunque yo os aprecio mucho, amigos, amigos, todavía no somos y después de leer la carta de Baraky, pues… me lo tendré que pensar), pues eso –continua diciendo la carta-, tus “amiguitos” se dedicaron a vender avenidas a los incautos turistas. Montaron un chiringuito, en la Quinta Avenida, con un panel con letras de neón que decía “Venta de Avenidas, desde 12.000 $”. Parece ser que algunos turistas, comidos por la curiosidad, se acercaban, al escuchar, principalmente a tu compañera Veti gritando al viento: ¡¡No pierda oportunidad de tener su propia avenida!! ¡¡Que me las quitan de las manos!! ¡¡De las doce avenidas de NY, que tengo a la venta, esta es la Quinta!! Y claro… por 12.000$ quien se resistía tener su propia avenida. Parece ser –sigue diciéndome Baraky en su carta- que la tal Veti, (otra vez me sentí indignado… por lo de “la tal Veti”) de forma engañosa les decía que de las doce avenidas, que tenía para vender, aquella era la Quinta.
Al leer la carta de Baraky, me costaba dar crédito a lo que estaba leyendo, pero a pesar de todo seguí con la lectura de la dichosa carta.
Al comprobar, los Servicios Secretos, que tus “amiguitos” (otra vez “amiguitos. ¡Uf¡ que rabia) estaban vendiendo, a los turistas, las avenidas de NY (recordar que NY quiere decir New York, pero que lo abrevio para ganar un tiempo precioso, etc., etc.) acordaron hacer un seguimiento de tus “amiguitos” (pero mira que le cuesta, al Baraky, escribir “compañeritos”) comprobando que, entre otras cosas, al pasar por delante del Empire State, tus “amiguitos” se acercaron disimuladamente hasta la puerta principal del edificio y después de que el tal Ruvén mirara sigilosamente a derecha y a izquierda, asegurándose de que nadie los estaba mirando, esté hizo una señal a la tal Veti y esta se lanzó a llamar a los timbres de todas las oficinas, repartidas en los ciento dos pisos, del edificio, para después salir ambos corriendo.
Pero no, compañeros, no acaban aquí las quejas de Baraky. A Baraky también le informaron, según me cuenta en su carta, que los Servicios Secretos, siguieron vuestros pasos hasta la mismísima Estatua de la Libertad. Una vez allí pudieron comprobar, mediante micrófonos ocultos, vuestro intento de soborno al portero, para que os dejara montar un Mercadona en la planta baja. Me cuenta, además, en su carta, que aquella misma tarde, -siempre tras vuestros pasos- os siguieron hasta el Central Park, donde pudieron comprobar cómo de forma claramente ilegal, quisisteis vender la “Gran Manzana” a un directivo de Apple.
Y así, una y otra, y otra, y otra… Compañeros, Veti, Ruvén (menos mal que se me ocurrió distorsionar vuestros nombres, porque sino a estas alturas estaríais en boca de todos. No, no me lo agradezcáis…) como os decía compañeros, muchas han sido las quejas que he recibido, pero yo no he dudado nunca de vosotros y así se lo hice saber a Baraky, en una charla telefónica, que tuve con la Casa Blanca… bueno con la Casa Blanca no, la charla la tuve con él.
-¿Así que no te lo crees? –me preguntó- mira que tengo pruebas de todo.
-A pesar de todo no me creo que mis compañeros, Veti y Ruvén, hayan obrado de la manera que tus Servicios Secretos dicen.
-Has pronunciado mal sus nombres, –me dijo por teléfono, Baraky, de forma brusca- has dicho con V lo que tenías que decir con B.
A la indignación que había ido acumulando yo, sumó Baraky todavía más indignación con aquella observación.
-No está mal pronunciado, -le dije molesto- está distorsionado, para que nadie conozca a mis compañeros, por lo menos hasta que no se demuestre que han hecho lo que tus Servicios Secretos dicen que han hecho.
-¿Pero cómo eres así? –me dijo extrañado- Tienes mucha confianza en ellos ¿No?
-Pues sí. Tengo total confianza en mis compañeros.
-¿En los dos?
-Bueno, en él sí, –dije con toda seguridad- en ella… (aquí debo confesar que me precipité al contestar, pero creo que lo pude arreglar) en ella… también.
-Bien -me dijo Baraky- ¿tu puedes pasarte por nuestro consulado, en Barcelona?
-¿Para qué? –le pregunté.
Me dijo que para demostrarme que todo lo que me había dicho, en la dichosa carta, era verdad.
Ni corto ni perezoso, me presenté en el Consulado General de los Estados Unidos de América, en el Paseo Reina Elisenda, 23, en Barcelona.
Allí, de nuevo, queridos compañeros, me repasaron una por una las situaciones “extrañas” que, según ellos, vivisteis en NY, (ya sabéis escribo NY cuando quiero decir New York, etc., etc.) para terminar preguntándome que si pondría la mano en el fuego por vosotros, que si sería capaz de dar la cara por vosotros.
Me puse más “gallito” que nunca, y con la cara muy alta les dije: pues claro que pongo la mano en el fuego por mis compañeros, pues claro que doy la cara por ellos…
Y puse la mano en el fuego por vosotros, compañeros… La quemadura fue de tercer grado, desde la yema del dedo corazón, hasta el hombro.
Y di la cara por vosotros, compañeros… No tiene mayor importancia, pero el resultado fue el labio inferior partido, un pequeño hematoma que recorría el pómulo derecho, parte del cuello y la oreja. El tabique de la nariz roto, pero no os preocupéis, aproveché para modelarla a lo Michel Jacson, la ceja derecha con siete puntos de sutura de nada y una brecha en el cuero cabelludo (de la cabeza, se entiende). Ah!!! Y una patada en la espinilla izquierda, pero eso fue cuando me despidieron, con un “buenastardesqueustedlopasebien”. Por lo demás, oye, todo como una seda, y es que está mal que yo lo diga pero tengo una facilidad para entablar amistad con la gente, que yo mismo me quedo maravillado.
En fin Veti, Ruvén, compañeros. La próxima vez que viajéis a NY, no cometáis los mismos errores. Cuando vendáis avenidas por 12.000$, acordaros de añadir el iva, si no queréis llamar la atención. Y si volvéis al Empire State, no llaméis al timbre de todas y cada una de las oficinas que hay repartidas en los ciento dos pisos, informaros bien, porque siete de ellas están vacías y es una lástima que perdáis el tiempo llamando a esas siete. En cuanto a montar un Mecadona en los bajos de la Estatua de la Libertad, la idea es un tanto extraña, pero os ganaríais a los americanos simplemente retocando el nombre, y en lugar de Mercadona lo podeís llamar Mercawoman.
Lo que creo que no tiene arreglo es lo de querer vender a Apple, la Gran Manzana. Más que nada porque creo que habéis confundido los conceptos (observación que os hago con todos mis respetos).
En fin compañera Veti, en fin compañero Ruvén, mi obligación era informaros de lo “mosca” que está Obama con vosotros. Y suerte habéis tenido de mi amistad con Baraky.
Por esta vez habéis salido indemnes, pero la próxima vez, al Consulado de los Estados Unidos del Paseo Reina Elisenda, 23, de Barcelona, vais a ir vosotros.
Un abrazo para los dos (medio para cada uno) y espero veros pronto en el futuro.

Importante: Esta nota la he tenido que publicar en este, mi blog, obligado por los Servicios Secretos de los Estados Unidos de América.